¿Qué causa la arteriopatía periférica?
La causa más común de la arteriopatía periférica es la acumulación de placa grasa en las arterias, denominada arteriosclerosis. La placa está formada por colesterol, grasas sanguíneas, residuos celulares, calcio y una proteína llamada fibrina. Al estrechar u obstruir las arterias, la placa reduce el flujo sanguíneo normal (isquemia). Al no disponer de suficiente sangre oxigenada, los órganos y tejidos dejan de funcionar.
El tipo más común de arteriopatía periférica es la isquemia crítica de las extremidades (CLI, por sus siglas en inglés). La CLI implica que el flujo sanguíneo a una o varias extremidades, como las manos, las piernas o los pies, está gravemente bloqueado. Entre el 50 y el 75 por ciento de pacientes con arteriopatía periférica padecen también arteriosclerosis cerebral y/o coronaria, que puede provocar un accidente cerebrovascular o un infarto de miocardio. En el caso de la arteriosclerosis cerebral, los vasos sanguíneos del cerebro se ven afectados por la acumulación de placa, mientras que en la arteriosclerosis coronaria son los vasos sanguíneos del corazón los que se ven afectados por la acumulación de placa.
También hay causas menos comunes, como:
- La inflamación de los vasos sanguíneos
- Lesiones en brazos o piernas
- Exposición a la radiación
En algunos de los siguientes factores de riesgo que aumentan la posibilidad de padecer arteriopatía periférica puede influir, pero en otros no:
- Edad (hombres de más de 45 años y mujeres de más de 55 años)
- Antecedentes familiares de cardiopatías y enfermedades vasculares
- Diabetes
- Tabaquismo
- Hipertensión (presión sanguínea alta)
- Niveles elevados de colesterol en sangre (LDL, también llamado colesterol malo) y de triglicéridos (un tipo de grasa que se encuentra en la sangre)
- Nivel bajo de colesterol «bueno» (HDL)
- Sobrepeso u obesidad
- Consumo excesivo de alcohol.
- Estrés en exceso
- Ejercicio insuficiente
¿Cuáles son los síntomas de la arteriopatía periférica?
En un principio, los siguientes síntomas pueden indicar arteriopatía periférica:
- Brazos y piernas cansados y débiles
- Dolor en las piernas (normalmente en las pantorrillas)
- Dolor en brazos o nalgas (menos frecuente)
- Sensación de quemazón u hormigueo en los pies
- Entumecimiento de manos y pies
- Piel fría y/o cambios en el color de la piel (rojiza, azulada o pálida)
- Piernas y pies doloridos, o mala curación de las heridas
- Dolor intermitente e intenso al caminar que disminuye con el reposo (claudicación)
- Disfunción eréctil
Síntomas como dolor torácico, dolor de cabeza, vértigo (mareo) y alteraciones de la vista pueden indicar trastornos circulatorios cerebrales y/o coronarios.
¿Cómo se diagnostica la arterial periférica?
Los pacientes con factores de riesgo deben someterse a revisiones periódicas. Se realizan las siguientes pruebas para confirmar la arteriopatía periférica:
- Índice tobillo-brazo (ITB): se mide la presión sanguínea en el tobillo y en ambos brazos. Por lo general, la presión sanguínea en los tobillos es igual o ligeramente superior a la medida en los brazos. Si la presión sanguínea en los tobillos es significativamente más baja o más alta que en los brazos, hay indicios claros de arteriopatía periférica. Si el resultado no está claro, se repiten las mediciones antes y después de realizar actividad física (prueba de esfuerzo).
- Ecografía: examen ecográfico que muestra los vasos sanguíneos estrechos u obstruidos y evalúa el flujo sanguíneo a través de las arterias.
- Resonancia magnética nuclear (RMN): imágenes tridimensionales de gran calidad que muestran los vasos y las lesiones existentes en un examen no invasivo.
- Tomografía computarizada (TC): Exploración con rayos X que muestra las arterias desde distintos ángulos.
- Angiografía: se inyecta un medio de contraste en las arterias antes de tomar las radiografías. La angiografía es un método mínimamente invasivo que proporciona información detallada sobre la localización y el alcance de la obstrucción arterial.